En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?» María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor».
Cf. Lc 1, 39-46
Tras el anuncio del ángel, fui sin tardar a casa de Isabel... No hizo falta que le dijera nada, porque al verme saltó en sus entrañas el niño que esperaba. Y me dijo palabras que nunca olvidaré:
«¡BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES Y BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE!
¿QUIÉN SOY YO PARA QUE ME VISITE LA MADRE DE MI SEÑOR?»

- ¿Cómo descubro que Dios me ‘visita’?
- ¿En qué se nota? ¿Cómo lo demuestro?
- ¿De qué manera Dios ‘visita a otros’ por medio de mí?
Dios te salve, María, llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

0 comentarios :
Publicar un comentario
Participa con tu comentario en... «Tu agenda en familia»